lunes, 3 de junio de 2024

La Política Ciencia Ficción.

 He terminado la primera (y parece que al final, única) temporada de Girls on the Bus y yo sólo tengo una pregunta ¿De verdad la socialdemocracia norteamericana (y mundial) se creen tamañas patrañas? Hay que ser muy esquizofrénico para estar convencido de que una empresa capitalista con influencia política puede funcionar atendiendo a criterios técnicos (escribir bien, seguir unos códigos profesionales, etc.) y que individuos que gestionan esa influencia van a actuar con total pulcritud y exentos de ego ¡Es absurdo!

Escribiendo esto quizás me reconcilie, sólo en parte, con la última temporada de The Wire. El periodista que se opone a los tejemanejes de sus editores, de noticas falsas y premios periodísticos termina en la calle, es cierto. Pero, primero, la influencia del dinero y el poder político sólo se insinúa y, segundo, ¿Cómo ha sobrevivido un periodista tan puro tanto tiempo?¿Acaso quieren vendernos que el caso en el que se ve envuelto es algo aislado?  

Volviendo a la política ficción que nos vende la HBO con frecuencia, se me ocurre una explicación benévola a vender una versión tan fantástica de algo tan turbio: la creencia de que la fantasía puede impregnar la realidad. Esta estrategia no sería tan descabellada si nos fijamos en como la ciencia ficción han influido en el desarrollo de la ciencia, no solo creando vocaciones, también sugiriendo caminos que explorar y objetivos que cumplir y estimulando la imaginación. Recientemente muchas voces se han declarado contrarias a la avalancha de distopias que podemos leer y ver por televisión: parecen inducir al cinismo, que es bastante desmovilizador, nos muestran lo bueno que somos (al menos son unos pocos) resistiendo tras un fin del mundo que no pudimos evitar, en el que, tras la caída de la civilización capitalista, lo que vino fue la cruel barbarie. 


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