H. Wendt nos dice en su "Tras las huellas de Adán" que, contra lo que esperaba, los revolucionarios franceses no favorecieron la revolución científica, más bien lo contrario: los naturalistas más osados, menos constreñidos, acabaron, por uno u otro motivo, relegados o ajusticiados. Anticipa que lo mismo ocurrirá en la Rusia revolucionaría. Wendt no entra en describir el ambiente social, no hace historia, da algunas pinceladas del ambiente científico. Dado que los científicos de esos años son casi exclusivamente nobles y acaudalados, da la sensación de que la ciencia estuvo íntimamente relacionada con Revolución. Tengo la sensación de que la lista de nombres de sabios, lo relevante de lo que se estudiaba y debatía y la tremenda aceleración que se estaba produciendo en el naturalismo quizás nos lleven a engaño, pero por otra parte, dado que la ciencia está completamente ligada a la filosofía y a lo trascendente de los cambios en los puntos de vista en lo relativo al orden y naturaleza del mundo hacen muy plausible esa relación.
Me ha encantado la relación establecida entre Erasmo Darwin, la teoría del evolucionismo y Adam Smith. Por supuesto, reducir el mundo a una libre confluencia de fuerzas es un absurdo, pero seguro que llegaremos más adelante.
Volviendo a la descripción de Wendt de la Revolución Francesa (más bien del ambiente pre y durante, y de sus consecuencias) creo que es algo muy interesante. Nos muestra un ambiente hostil ya contra Luis XV entre muchos intelectuales, recordemos que nobles y adinerados, hasta el punto de pensarla, atendiendo a la evolución evolución del pensamiento, inminente e inevitable. Además trasmite la sensación de que no tuvo nada de popular. Esto coincide con una corriente de pensamiento reaccionario que a mí hace unos años me sorprendió muchísimo: la resistencia de los conservadores a dar algún crédito a la Revolución en lo relativo a los avances de derechos humanos y justicia social, considerándolo un simple asalto al poder. El dichoso Kissinger se apunta a esa visión. Recordemos la influencia de Kissinger en la destrucción de los movimientos emancipatorios de la segunda mitad del siglo XX. La brutal influencia, habría que decir, ya que no escatimó los recursos más sanguinarios.
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