Nos hemos mudado a la playa, y tiene toda la pinta de que será un cambio bastante importante en nuestra forma de vida. Treinta y cinco minutos en coche y parece que estamos en otro país... pasamos de un suburbio de la capital en una zona de expansión hacia el interior que, perfectamente, podría haber sido un pueblo, a una bulliciosa ciudad turística, además en plena temporada alta. La mudanza ha sido agotadora, en unas condiciones muy adversas (¡una tremenda ola de calor!) y aún nos estamos instalando pero aquí estamos, con mucho por hacer y unas vistas estupendas al mar, una gran terraza en la que descansar, leer, beber, escuchar música o simplemente perder el tiempo.
En general, el proceso de venta de nuestra antigua casa, compra de la nueva y traslado ha sido muy intenso, a lo que hay que sumarle nuestra situación laboral que absorbe cantidades indecentes de energía pero parece que por fin tengo algo de tiempo para leer unas páginas y escribir unas palabras. Espero retomar, con mucho más ímpetu todos esos medio proyectos creativos que tengo. Pero no seamos tan ambiciosos, empecemos por lo básico, que como digo, queda bastante hasta que todo esté, más o menos, en su sitio.
Y lo básico, lo menos complicado en situaciones complicadas es la lectura, el cine o la música. Ayer retomé esta crónica cultural española 50-77. La verdad es que no sé en qué estaba pensando exactamente cuando lo compré, porque era toda la intuición avisaba de que no me iba a terminar de gustar. No es que esté mal escrito, para nada, contiene además muchísima información muy interesante, pero su autor, Adrián Vogel (¡esa tilde en la portada, en el nombre del mismísimo autor!) formó parte de la industria cultural, así que no podemos esperar puntos de vista que no resulten, en el mejor de los casos, muy "underground institucionalizado". Yo lo que peor le he visto, relacionado con ese haber superado la etapa alternativa y radical, es la marcada impronta boomer.BOOMER, hasta hace poco consideraba muy injusto y bastante contraproducente usarlo como termino negativo. La verdad es que, como parte de la generación x, no podía comprender el rencor milenial que he visto en las redes sociales... pero en este libro lo boomer es un hándicap.
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