martes, 30 de julio de 2024

¡Falta Cultura Musical!


 Leo una vieja-no tan vieja revista musical quejas al poco reconocimiento que se hacia a la música de Ozzy Osbourne durante su éxito mediático en The Osbournes, aquel reality show de la MTV sobre la no convencional vida de la mega estrella del rock. Nunca he terminado de comprender y, desde luego comparto muy poco o nada, esa necesidad que tienen muchos seguidores de algunas subculturas o movimientos underground de reconocimiento de sus artistas. Yo, mientras tanto, sólo quiero, reconozco que es una posición muy egoista, que sigan sacando maravillosas obras de arte y entretenimiento. No me malinterpreten, por supuesto deseo a los artistas lo mejor, también en lo profesional... pero me descoloca esa necesidad de reafirmación propia a través de los gustos, más aún cuando todos sabemos que el éxito masivo trae casi siempre el desdén de los fans más diehard de dichas subculturas y que el dinero lo estropea todo.

En este caso, los discos de Black Sabbath con Ozzy Osbourne y los discos que editó en solitario hasta la salida a las ondas de The Osbournes eran incuestionables obras de arte, algunas, reconocidísimas obras maestras que dejaron mella en la historia de la música y seguían vendiéndose bastante bien ¿Qué más da que buena parte del público de la MTV se divirtiese con las pamplinas del Príncipe de las Tinieblas? A mi me recuerda la tentación de muchos pollas viejas exigir que a las quinceañeras nombrar tres canciones de Metallica por llevar puesta una camiseta comprada de los de San Francisco comprada en un Zara.

domingo, 28 de julio de 2024

Boomer

 Nos hemos mudado a la playa, y tiene toda la pinta de que será un cambio bastante importante en nuestra forma de vida. Treinta y cinco minutos en coche y parece que estamos en otro país... pasamos de un suburbio de la capital en una zona de expansión hacia el interior que, perfectamente, podría haber sido un pueblo, a una bulliciosa ciudad turística, además en plena temporada alta. La mudanza ha sido agotadora, en unas condiciones muy adversas (¡una tremenda ola de calor!) y aún nos estamos instalando pero aquí estamos, con mucho por hacer y unas vistas estupendas al mar, una gran terraza en la que descansar, leer, beber, escuchar música o simplemente perder el tiempo.

En general, el proceso de venta de nuestra antigua casa, compra de la nueva y traslado ha sido muy intenso, a lo que hay que sumarle nuestra situación laboral que absorbe cantidades indecentes de energía pero parece que por fin tengo algo de tiempo para leer unas páginas y escribir unas palabras. Espero retomar, con mucho más ímpetu todos esos medio proyectos creativos que tengo. Pero no seamos tan ambiciosos, empecemos por lo básico, que como digo, queda bastante hasta que todo esté, más o menos, en su sitio.

Y lo básico, lo menos complicado en situaciones complicadas es la lectura, el cine o la música. Ayer retomé esta crónica cultural española 50-77. La verdad es que no sé en qué estaba pensando exactamente cuando lo compré, porque era toda la intuición avisaba de que no me iba a terminar de gustar. No es que esté mal escrito, para nada, contiene además muchísima información muy interesante, pero su autor, Adrián Vogel (¡esa tilde en la portada, en el nombre del mismísimo autor!) formó parte de la industria cultural, así que no podemos esperar puntos de vista que no resulten, en el mejor de los casos, muy "underground institucionalizado". Yo lo que peor le he visto, relacionado con ese haber superado la etapa alternativa y radical, es la marcada impronta boomer. 

BOOMER, hasta hace poco consideraba muy injusto y bastante contraproducente usarlo como termino negativo. La verdad es que, como parte de la generación x, no podía comprender el rencor milenial que he visto en las redes sociales... pero en este libro lo boomer es un hándicap.  
 

Charlie Kirk